El estudio, dirigido por investigadores del Instituto Pirbright de ciencias veterinarias de Reino Unido, ha analizado los brotes recientes del virus H5N1 en visones de granjas peleteras de Galicia, en focas y leones marinos en Suramérica, y en granjas de vacas lecheras de Estados Unidos, donde ya hay más de 200 rebaños afectados en 14 estados.
Precisamente en Misuri (Estados Unidos) se detectó el primer caso humano de la gripe aviar sin contacto con animales infectados el pasado agosto, que constituye el decimocuarto contagio en humanos reportado en lo que va de año en este país aunque los 13 casos previos si correspondían a personas expuestas a animales infectados.
Falta de control en Estados Unidos
Los investigadores han visto que las estrategias de vigilancia del virus fallan en el reporte de los datos de contagios, especialmente en las granjas de vacas de Estados Unidos, lo que supone «enormes lagunas para los mecanismos de control».
«El problema parte de que en Estados Unidos solo es obligario a declarar la gripe aviar en aves de corral, no en mamíferos. El departamento de Agricultura solo exige pruebas del virus H5N1 cuando el ganado lactante se traslada de un estado a otro», subraya uno de los autores del estudio, Thomas Peacock, especialista en zoonosis del Instituto PirBright.
Peacock advierte del contraste entre la falta de datos actual sobre la propagación del virus en granjas de Estados Unidos, y el control exhaustivo que llevaron a cabo generaciones previas de ganaderos en este país con la fiebre aftosa del ganado, gracias a lo cual se frenó de forma eficaz.
Brotes invisibles
Los científicos alertan también del riego que supone que el análisis del virus de la gripe aviar en fauna salvaje se centre solo en los cadáveres, y no se practiquen pruebas a animales vivos, «lo que implica que puede haber variantes del H5N1 propagándose silenciosamente sin ser detectadas».
«La falta de datos, y de decisión y recursos por parte de las administraciones públicas puede estar dando lugar a que haya brotes invisibles propagándose silenciosamente no solo en las granjas, sino entre la gente que trabaja con animales», destaca Peacok en un comunicado.
Además de más y mejor reporte de datos, los investigadores consideran que hay que recurrir también a la vacunación, alegando que hay vacunas antigripales para las aves de corral que aunque no evitan el contagio si reducen la carga viral de la gripe aviar.
Al tiempo que recuerdan que «hay reservas de vacunas H5 relacionadas con los virus de gripe aviar circulantes que podrían producirse a gran escala usando plataformas de ARN mensajero si el virus H5N1 comienza a propagarse en humanos».
«La gravedad de una futura pandemia de H5N1 sigue sin estar clara», inciden los investigadores, porque la baja letalidad de los últimos contagios humanos, comparada con el último brote altamente mortal que se dio en Asia, puede deberse a que la infección se produjo a través del ojo y no del pulmón.
En esa línea, afirman que las personas mayores parecen tener inmunidad parcial al H5N1 debido a la exposición en la infancia, pero los nacidos tras la pandemia de H3N2 de 1968 pueden ser más susceptibles de sufrir una enfermedad grave en una pandemia de H5N1.
Hasta ahora, los virus de la gripe aviar han causado más pandemias globales documentadas en la historia de la humanidad que cualquier otro patógeno, recuerdan los investigadores.
Fuente: La Jornada Maya