Esta vez bajo el brillante sol parisino, la cita paralímpica, la primera de la historia en Francia, comenzó puntualmente a las 18H00 GMT con un espectáculo de unas tres horas ideado por el prestigioso director de teatro francés Thomas Jolly.
La Phryge, mascota oficial de París-2024, fue protagonista de los primeros momentos de la ceremonia, que comenzó con un vídeo del paranadador francés Théo Curin, subido a un automóvil recubierto con peluches del simpático personaje.
Unos 4 mil 400 deportistas de 168 delegaciones desfilaron desde los Campos Elíseos, considerada entre los franceses como “la avenida más hermosa del mundo”, hasta la Plaza de la Concordia, donde un escenario central en torno al famoso Obelisco de Luxor acoge el espectáculo Paradoxe (Paradoja).
En este lugar, donde Luis XVI y María Antonieta perdieron sus cabezas durante la Revolución, Jolly anunció un show que concederá valor a “todos los cuerpos” y que la organización espera deslumbre a los casi 50 mil espectadores.
“Está haciendo calor, pero estamos listos para pasarla bien”, declaró a la AFP el presidente del Comité Paralímpico Colombiano, Julio César Ávila, antes del inicio de la ceremonia de apertura.
“Una ensoñación”
Jolly, que dirigió la elogiada pero también polémica inauguración de los Juegos Olímpicos, instó el lunes a huir de los “estereotipos de héroes relacionados con las personas con discapacidad”.
Para iniciar el espectáculo el miércoles, 140 bailarines trajeados y 16 artistas con discapacidad vestidos con tonos azules, rojos y blancos ofrecieron una enérgica actuación para simbolizar una sociedad que trata de ser más inclusiva, pero que todavía debe esforzarse más.
Con la presencia del artista francés Christine and The Queens, que interpretó una versión electropop del clásico de Edith Piaf “Non, je ne regrette rien”, los dos grupos de bailarines, bajo las órdenes del coreógrafo sueco Alexander Ekman, terminaron la actuación frente a frente, mirándose a los ojos.
El conjunto de la ceremonia representará lo que Jolly describió el lunes como “una ensoñación”, en la que “artistas con discapacidad y sin ella (…) crean una especie de juegos nuevos, simplemente juegos, ni olímpicos ni paralímpicos”. “Es una utopía hacia la que debemos tender”, agregó.
Sin embargo, la fiesta entre el público comenzó realmente con la llegada de los primeros atletas.
La delegación egipcia lanzó un contagioso aplauso y el abanderado costarricense corrió de lado al otro mostrando su bandera en los Campos Elíseos, observó un periodista de AFP. Los espectadores respondían gritando el nombre de cada país que desfilaba.