Ciudad de México, 30 de mayo de 2024. Hace 58 años abrió sus puertas el Estadio Azteca, un proyecto que desde un inicio enfrentó problemas y desafíos para ser la cara de México ante FIFA.
La idea de levantar un ‘Coloso’ de 50 metros de altura no existía. Ni Emilio Azcárraga Milmo ni ninguno de sus socios habían elucubrado el proyecto de un estadio monumental como el Azteca, sede de la inauguración de la Copa del Mundo 2026, pero un error, al comprar el terreno, los obligó a construir hacia el cielo y casi los lleva a la bancarrota.
Por allá de 1960, Emilio Azcárraga, El Tigre, veía hacia el fondo de la tierra y no hacia arriba. Ese era el modelo inicial del Estadio Azteca, hacer un hoyo para construir uno de los estadios más grandes del mundo, de 100 mil personas. Fallaron desde el principio, al comprar un terreno que los obligaba a cambiar sus sueños.
“No pidieron un estudio de mecánica de suelos, la Ciudad de México está encima de lo que fue el lago de Tenochtitlan, en muchas partes las aguas lodosas, freáticas, están a 10 metros de profundidad. Compraron el terreno y se aventaron al problema del siglo”, reveló el arquitecto Luis Martínez del Campo, el residente de la obra del Estadio Azteca, en entrevista a ESPN.
La mecha se encendió en 1956, 14 años antes de la Copa del Mundo de México 70. Un torneo Panamericano que se jugó en el Estadio Olímpico de CU dejó 40 mil personas afuera, sin boleto, en cada uno de los partidos que se disputaron. Eso obligó al gobierno de la República Mexicana a pedirle a Telesistema Mexicano el favor de que transmitiera los juegos en cadena nacional, un éxito que el Tigre Azcárraga vio como una oportunidad de negocio.
“Con base en ese éxito, los empresarios, Emilio Azcárraga y Guillermo Cañedo, que después fue presidente de la FMF, dijeron que ahí está el asunto. Vamos a construir un estadio de a de verás, un estadio con 100 mil gentes, con miras al Mundial de México 70. Cañedo tenía influencia dentro de la FIFA, con base a eso empezaron los primeros planteamientos a finales de 1960, hicieron sus cálculos”, recuerda Luis Martínez del Campo, que trabajaba en el despacho del arquitecto Pedro Ramirez y Rafael Mijares.
“El contexto es que México buscaba su primera Copa del Mundo y era una carta de presentación tener un estadio majestuoso y tener el Mundial era una motivación”, cuenta Javier Ramírez, hijo del arquitecto encargado del Azteca, Pedro Ramírez.
El estadio terminó por ser una estructura de 50 metros de alto, capaz de resistir los brincos de 100 mil personas, una figura icónica a nivel internacional, después de ver campeones en ese lugar al brasileño Pelé y al argentino Diego Armando Maradona, en el 2026 se convertirá en el primero en ser sede de la inauguración de tres Mundiales de Futbol.
Fuente: ESPN